Somos un grupo de juristas organizados en movimiento social de transformación como una red de personas dispuestas a luchar a través del derecho, y a apoyar las luchas sociales de todos los colectivos de resistencia.
En esta época de globalización neoliberal, los movimientos sociales necesitan utilizar todas las herramientas a su alcance para combatir un sistema en el que no creemos, que sólo fomenta la desigualdad, el militarismo, el empobrecimiento de los recursos naturales, la explotación de los países del sur. El nuevo siglo ha extendido la conciencia de que, junto a otros medios de lucha, también se puede combatir el sistema con sus propias armas (la publicidad, Internet, o el Derecho) reutilizándolas como instrumentos de resistencia y revuelta.
Es cierto que con demasiada frecuencia el Derecho sirve tan sólo para amparar los intereses de unas pocas personas, a costa del bien colectivo y a través de la opresión, el menosprecio e incluso la humillación de los más débiles. A diario se dictan leyes que dan cobertura a las grandes corporaciones; las grandes empresas obtienen facilidades en el despido y beneficios fiscales, reciben terrenos recalificados, pagan menos impuestos, no se las inspecciona, las normas de respeto al medio ambiente o de seguridad en el trabajo no rigen para ellas. La ley se hace al dictado de los que mueven el entramado de la economía y la política y no se aplica igual para todos.
Las leyes no tienen piedad, son duras cuando se aplican a los/as trabajadores/as, a quienes disienten, a los excluidos. En cambio, frente a los ricos/as, a los políticos del sistema, a los poderosos, la ley es toda suavidad, interpretación, moderación. El derecho no falla cuando se trata de desahuciar a los inquilinos/as, de multar a quienes protestan, de expulsar a los migrantes que desobedecen el sistema de fronteras, o de encarcelar a quien vive en situaciones de exclusión social, y sin embargo, resulta absolutamente ineficaz para asegurar el derecho a la vivienda, para combatir la precariedad laboral, evitar el terrorismo ecológico y financiero de las grandes multinacionales o frenar la especulación.
Por si fuera poco, en los últimos años, justo cuando parecía que empezábamos a alcanzar un grado razonable de consenso social en torno a un mínimo de derechos civiles, estamos sufriendo un brutal retroceso también en ese terreno. La llamada lucha contra el terrorismo está sirviendo de excusa para socavar libertades, criminalizar colectivos disidentes con el sistema y negar derechos sobre grupos concretos, como los inmigrantes “sin papeles”, a los que se les niega la libre circulación y otros derechos como la manifestación, huelga o asociación, además de abrir la puerta a la invasión de la intimidad, a las detenciones arbitrarias y sin juicio… un panorama, en definitiva, que nos devuelve al período anterior a la revolución francesa.
Por todo esto hemos constituido una sociedad de juristas. Se trata de un colectivo abierto, plural y combativo formado por personas con formación jurídica y voluntad de compromiso social. Nacemos con vocación de denuncia y de acción jurídica directa. Seremos especialmente vigilantes del respeto a los derechos humanos y colectivos por parte de los poderes públicos; creemos en la libertad plena de los pueblos y las personas para decidir su futuro en igualdad de condiciones con los demás.
Nuestro objetivo es utilizar el Derecho como arma de transformación social e instrumento de rebeldía y resistencia, teniendo presente las limitaciones que padecen los Ordenamientos Jurídicos. Queremos poner el Derecho en manos de las personas y los pueblos oprimidos y luchar juntos contra un sistema ventajista, injusto y dominador.
Tenemos vocación de resistencia frente a los abusos de los aparatos represores del Estado y para ello estamos dispuestos a utilizar todos los recursos que nos ofrece el sistema para exigir el respeto de los derechos, reclamar el castigo de los abusos, perseguir la impunidad.
Defendemos la socialización del Derecho. Las leyes deben dejar de ser monopolio de los abogados, jueces y fiscales; en su lugar, creemos en la autodefensa, en la difusión del uso alternativo del Derecho, en la formación jurídica de los oprimidos para combatir en igualdad de armas frente a quienes los oprimen.
Hay que utilizar sus propias armas contra ellos, reinventar un Derecho de la resistencia frente al Derecho de la opresión. El Derecho tiene que dejar de ser el Derecho de los ricos. Es el momento ya de los derechos humanos. El momento de los derechos de los débiles y los derechos colectivos.